martes
Crucificados
Veintitantos años hace desde que la Primer Ministro inglesa Margaret Tatcher, asegurara que iba a coger a todos y cada uno de los skinheads para crucificarlos. Bien, pues ni lo hizo, ni falta que hace; los propios skinheads nos valemos para crucificarnos los unos a los otros.
De unos años a esta parte, mayormente debido a la definitiva entrada de Internet en nuestras vidas, la Cultura Skinhead (movimiento, forma de vida, etc.) ha sufrido una apertura de puertas al mundo. Su música, su estética, los propios skinheads, han sido vistos por millones de personas con solo pulsar unas teclas desde sus casas. Demasiada apertura para una cultura underground que muy pocos conocían.
Mucha de la gente que accedió a toda esta información sobre lo que es ser Skinhead se sintió atraída por este mundillo y decidió adoptar la estética para así convertirse en el malo del barrio, de la clase o del grupo de amigos. De la noche a la mañana y como por arte de magia aparecen infinidad de skinheads en todas las ciudades. Skinheads que lejos de interesarse realmente por lo que aparentan ser, se quedan en lo frívolo e insustancial, pero que al fin y al cabo es lo que siempre ha vendido (y si no que le pregunten a la Mass-Media). Vulgares macarras enfundados en sus bombers, cretinos de tres al cuarto que se creen los reyes del mambo. Y son esta gente, la que cree tener la verdad todopoderosa y se encargan de llevar las riendas de todo lo que para muchos de nosotros es una forma de vivir.
Podíamos entrar en el debate de la política y la no-política en el movimiento Skinhead, pero es un tema que está muy trillado ya. Lo que está claro, es que todos y cada uno de nosotros tenemos nuestras ideas, nuestra forma de ver los distintos aspectos de la vida, nuestra ideología (unos más extrema que otros) y lógicamente, esto dará mayor afinidad para relacionarnos con unos u otros congéneres de la urbe. Igualmente, habrá skinheads que son bellísimas personas y los habrá que son unos auténticos hijos de perra. Por el hecho de ser rapados no tenemos por que llevarnos bien entre todos. Somos una gran comunidad donde como en todas, unos nos llevaremos bien y otros mal, es ley de vida.
Ser skinhead, como otros muchos han dicho ya, es algo más que llevar unas botas o gritar Oi! Oi! Oi!, no es solo pose. Conlleva unos valores identitarios como son la amistad, la lealtad, el orgullo y el honor y es aquí donde se está fallando. Las traiciones están a la orden del día. Gente que cambia de chaqueta de la noche a la mañana por que está de moda esto o lo otro, rumorología barata en la que se vierten injustas, por no decir falsas acusaciones contra gente a la que consideran sus amigos, sin importarles lo más mínimo el daño que puedan provocar. ¿Dónde está ese concepto de amistad y lealtad?..., se ha perdido. El boca a boca es método habitual para acusaciones y rumores varios de poca credibilidad, pero siempre por la espalda cual puñalada trapera. Ningún honor pueden tener las personas que hacen uso de estas armas. ¿Y el orgullo?, ¿qué orgullo?, ¿Quién puede sentirse orgulloso de todo esto?
¿Acaso vuestras vidas están tan vacías y carentes de sentido, que las malgastáis en investigar lo que hace o deja de hacer el resto de la gente? ¿Quién sois vosotros para juzgar y condenar? ¡No sois nadie!
A estas altura de la película esto es una guerra perdida y no tiene la menor pinta de que pueda cambiar. Ante esto, a los que aún creemos en los valores antes mencionados, los que nos sentimos Skinheads desde lo más hondo de nuestro corazón, solo nos queda aferrarnos en todos estos valores con más fuerza que nunca y confiar en los verdaderos amigos, en nuestros hermanos y seguir fieles a nuestra forma de ser, por que así nunca podrán con nosotros.
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